Eso me
hizo pensar en escribir una entrada sobre los reflejos, de nuevo
esperando que le sirva de algo a algún amigo.
Vamos
a ver primero lo relativo a la anchura del reflejo. Luego veremos la
dirección, que aun siendo error igual de grave se presta a algún
matiz digno de tratar.
La
anchura del extremo del reflejo es igual, de hecho menor, que la
anchura del mismo extremo del objeto. Veamos la siguiente figura:
Aunque
el reflejo se forma en la superficie, en el punto C que está siempre
entre el observador y el objeto (este es seguramente el origen de la primera confusión citada), la luz nos llega al ojo con el ángulo I de incidencia igual al R
de reflexión, como si lo que vemos estuviera en realidad en B. La distancia al ojo B-O es mayor que A-O, por tanto veremos el extremo B, en todo
caso, algo más pequeño que A. Este efecto será tanto mayor cuanto
mayor sea la elevación del ojo con relación a la distancia, como
vemos en la siguiente fotografía:
En
esta foto además de ver cómo los reflejos parecen penetrar en un
espacio inexistente bajo el espejo (como el punto B de la figura 2), vemos
cómo ambos reflejos parecen converger hacia el observador. Es
importante destacar ahora que esta convergencia no tiene nada que ver
con el error de la figura 1. En la foto los reflejos son perfecta
continuación de las clavijas, sin embargo en la figura 1 los
reflejos no siguen la dirección de los postes (bastaría con haber
evaluado bien la inclinación de una línea, como decíamos en el
capítulo 1 del curso, para haber evitado este error). Si ambos,
clavijas y sus reflejos, convergen, lo hacen por la vista picada, es
decir, interviene el tercer punto de fuga de la perspectiva lineal al
no ser la línea de visión próxima a la horizontal. O dicho de otra
manera, la altura del ojo es considerable en relación a la distancia
a los objetos.
Sin
ese efecto el reflejo de un objeto en una superficie plana
horizontal está siempre en la vertical del objeto. En la
siguiente figura vemos cómo se representa la imagen de acuerdo a las
convenciones de la perspectiva lineal.
Hay
que hacer notar que el ojo, el punto de vista, se ha representado en
la línea de horizonte por convención. Obviamente el punto de vista,
o más bien la línea de visión, sólo coincide con el plano
horizontal en el horizonte. En la posición del observador el punto
de vista tiene que tener alguna elevación sobre el plano para que
pueda existir algún reflejo, de lo contrario el ángulo de reflexión
sería 0 y no habría reflejos. Por ejemplo con el ojo justo en la
superficie del agua.
Por lo
tanto, una vez eliminados los dos errores principales la imagen
sería:
Ahora,
ya que estamos con los reflejos, vamos a ver un par de aspectos más.
Hemos
visto que una imagen con reflejos en una superficie horizontal más o
menos reflectante, tal como la superficie del agua, es siempre una
vista picada. Aunque en general podamos olvidarnos del tercer punto
de fuga de la vista picada, porque la elevación del punto de vista
es pequeña en relación a la distancia, hay algunas consecuencias de
esa elevación sobre el plano que sí conviene tener en
consideración.
Con
los postes verticales la longitud del reflejo es igual a la del
objeto. Sin embargo, si un poste estuviera inclinado de forma que su
extremo superior se alejara del observador, el reflejo sería más
corto que el poste, como se indica en la figura 6.
Lo
contrario ocurre si el poste se inclina hacia el observador.
Como
se indica en la figura, el efecto es mayor cuanto mayor es el ángulo
de incidencia, o lo que es lo mismo cuando disminuye la distancia.
Otra
forma de expresarlo es que el reflejo se representa como si
miráramos al objeto desde el lugar de reflexión (punto C de la
figura 2).
En la
imagen, si el montículo de la derecha es relativamente cercano, a no
ser que fuera un acantilado vertical su reflejo sería algo menor que
el propio montículo. En el promontorio de la izquierda, suponiéndolo
más lejano, apenas se apreciaría.
Por
último, una superficie casi cien por cien reflectante, como un
espejo, no tiene color propio, ni se producen en ella sombras, pero
si la superficie refleja la luz sólo parcialmente se pueden producir
sombras y dicha superficie tiene un color local, ambas cosas tanto
más visibles cuanto menor sea el índice de reflexión.
En la
foto el espejo empañado ya no refleja la luz más que parcialmente.
Podemos apreciar que los reflejos son mucho menos nítidos y que
aparecen las sombras. En las sombras podemos ver que el extremo más
cercano sí es más ancho que en la base, y que las sombras forman un
ángulo con las clavijas. No obstante, las sombras convergen hacia la
proyección del punto de luz y no hacia el observador.
Si nos
fijamos en la parte de los reflejos que no están en sombra, vemos
que son mucho más claros que las propias clavijas (el de la derecha
incluso difícil de ver, como ocurre por ejemplo en el agua turbia a
la luz). Esto me sirve para enunciar una regla que a menudo se
olvida: un reflejo no puede ser más oscuro que el color local de
la superficie donde aparece. Observando la imagen 10 sería
difícil sostener que un reflejo es siempre más oscuro que el objeto
reflejado, como he leído más de una vez. Aunque sea el reflejo de
un objeto oscuro, al contrario que una sombra el reflejo no puede
restar luz a lo que vemos. Por otro lado, el color del reflejo será
una mezcla del color del objeto reflejado y el color local de la
superficie en la que se refleja. Otra cuestión es saber cuál es el
color local de una superficie parcialmente reflectante, que reconozco
que no es nada fácil1.
La
imagen final resultante de todo lo dicho sería:
Una cosa más. ¿Por qué en una superficie rizada no se ven los reflejos?
La luz que llegaba reflejada desde los objetos tiene que seguir llegando, lo que ocurre es que en una superficie rizada esa luz se confunde con la que llega reflejada de todas direcciones.
La luz que llegaba reflejada desde los objetos tiene que seguir llegando, lo que ocurre es que en una superficie rizada esa luz se confunde con la que llega reflejada de todas direcciones.
Como el porcentaje de luz reflejada que llega a O desde los objetos es muy pequeña comparada con la que llega de todas las demás direcciones, no distinguimos el reflejo.
1) Ya
que, por definición, el color local de la superficie sería el color
que tendría en ausencia de reflejos, si tenemos la suerte de contar
con un objeto negro reflejado, ese será el color local. No siempre,
o casi nunca, tendremos un objeto suficientemente oscuro, por lo que
la mayoría de las veces el color local sólo se podrá estimar. Por
eso, una aproximación razonable sería que los colores oscuros se
reflejan algo más claros y los colores claros, algo más oscuros.